FLASHMOB CON MOTIVO DE LA CAMPAÑA PERSONAS SIN HOGAR 2014 “UNA VIVIENDA DIGNA Y ADECUADA. NADIE SIN HOGAR”
Cáritas dedica un año más este
mes a las Personas Sin Hogar y, en esta ocasión desde Cáritas Diocesana de
Asidonia-Jerez se ha representado el ya tradicional flashmob para denunciar la
situación de las personas que viven sin techo o sin hogar.
M.C.S.- De este modo, y a pesar de las dificultades meteorológicas
se ha representado este flashmob en el que los asistentes se han vestido de
negro, con caretas blancas, formando un círculo… todo un escenario y una
indumentaria que ha servido para denunciar que, tener una vivienda, temática en
la que se centra la Campaña este año, debe ser un derecho de todos, tal y como
lo indica el lema de la misma: Por una
vivienda digna y adecuada. Nadie Sin Hogar.
Los protagonistas de dicho acto han sido los participantes,
tanto de Centro de Día “El Salvador” como del Proyecto Insertarte, así como
todas aquellas personas que han querido unirse y colocarse la careta blanca
como símbolo de apoyo a esta denuncia.
Tras estar unos minutos en silencio, se ha procedido a leer
el Manifiesto de este año que reclama el derecho a la vivienda (más abajo se
encuentra dicho manifiesto). Tu
casa puede sustituir al mundo; el mundo jamás sustituirá a tu casa”. Este proverbio alemán formaba parte de este
manifiesto redactado por personas que viven en la calle y que, además de en Jerez,
se ha hecho público hoy en más de 30 ciudades de todo el país para recordar que
“tener una casa no se trata de un privilegio”.
Asimismo, en dicho manifiesto también se pueden destacar
algunos fragmentos, tales como que “Queremos
ser uno más, queremos que se nos escuche; tener una casa no se trata de un
privilegio, es un derecho a todas luces. Tener acceso a ella no debería ser
algo que nos tuviésemos que ganar, sino algo que esta sociedad no se puede
permitir” o también mensajes tan directos como que “La sociedad nos convierte en “no seres humanos”.
Sin duda, los ciudadanos que han pasado por la zona han
manifestado su interés por conocer más sobre dicha campaña, que cada año tiene
como principal objetivo sensibilizar sobre la situación y servir de llamada de
atención a la ciudadanía sobre la problemática de las personas que no tienen
techo o un hogar digno.
MANIFIESTO DE LAS PERSONAS SIN HOGAR
Yo tenía una casa... y fui feliz mientras viví en ella.
Mi casa fue
siempre mi lugar de referencia, donde me sentía seguro, acompañado y podía ser
yo mismo, allí me sentía persona y formaba parte de la sociedad.
Luego la vida se
complicó, empezaron a aparecer los problemas, todos encadenados, algunos por
responsabilidad mía y otros iban surgiendo por el contexto en el que me hallaba
y las relaciones que iba consolidando con personas que no me convenían. En muy
poco tiempo me encontré solo, sin recursos en los que poder apoyarme, ayudarme
y que me acompañasen.
Todo mi mundo y
mi vida se vinieron abajo cuando me vi fuera de mi casa, en la calle. Es en ese
momento cuando eres consciente y te das cuenta de lo que pierdes y lo que
significa tener una casa, un hogar.
Cuando llegas a
la calle es porque no tienes un apoyo; porque los que tenías no te readmiten.
Sientes ansiedad, frustración, la autoestima baja, y ante todo, soledad; mucha
soledad.
Cuando llegas a
la calle caminas mucho, terminas con los pies destrozados; no puedes realizarte
curas o tener la higiene que querrías, llegando a ser tu única preocupación el
no caer enfermo.
Cuando llegas a
la calle y ves a otras personas con sus hijos y su familia, tiendes a comparar
con lo que tenías antes, siendo inevitable el sentimiento de pérdidas y
desprotección.
Cuando llegas a
la calle el aspecto psicológico hace que estés al límite; no tienes comida, no
descansas, sientes miedo a robos o agresiones… tardas en darte cuenta de que
has tocado fondo, que vives en una fragilidad constante.
Volver a la
familia es difícil cuando estás en situación de calle, sientes la pérdida de su
amor, que nada te sostiene, que no tienes eso que llaman “red social” que te
apoye y no te deje caer.
La sociedad nos
convierte en “no seres humanos”. Se comportan así porque no comprenden; huyen,
tienden a abandonarte. Algunos te llegan incluso a decir “te lo has ganado a
pulso”. No han de tener ese egoísmo, esa autodefensa de su alrededor, ese
miedo… somos personas; un día tuvimos nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra
familia… como el resto; nadie está exento de poder pasar por esto. Un problema
de salud, una depresión… te puede llevar a la calle. No elegimos vivir en la
calle, sin derechos.
Como queremos ser
uno más, queremos que se nos escuche; tener una casa no se trata de un
privilegio, es un derecho a todas luces. Tener acceso a ella no debería ser
algo que nos tuviésemos que ganar, sino algo que esta sociedad no se puede
permitir.
Tener un sitio
donde volver, donde alguien pueda estar esperándonos, donde poder sentarnos
cómodamente; un lugar en el que tengamos una mesa para comer, una ducha que
utilizar, una cama para dormir… en definitiva, un hogar al que llegar, y en el
que poder estar. ¿Acaso es esto pedir demasiado?
Somos muchos los
que llevamos viajando durante mucho tiempo a ninguna parte. No hay conciencia
del cansancio físico y mental que eso supone… por ello es tan importante tener
un destino. Siempre hay un destino al que las personas llegan. ¿Qué hay del
nuestro? ¿Dónde está ese descanso y esa seguridad necesarios?
“Tu casa puede sustituir al mundo;
el mundo jamás sustituirá a tu casa” (Proverbio
alemán)
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