El gran corazón de Jerez

El comedor de El Salvador tiene sus despensas llenas gracias a que particulares y colectivos se han volcado con esta institución en el último mes; pero las ayudas son necesarias todo el año.



Pasan poco más de las doce y media de la mañana cuando sor Carmen invita a pasar a los primeros usuarios del comedor de El Salvador. El menú del día es arroz con pollo, san jacobos y 'papas' con verduras. Poco a poco, la estancia se van llenando de personas que, por muy diversos motivos, se han visto obligadas a acudir a esta institución que regenta las Hijas de la Caridad para poder comer decentemente. zoom

El comedor de El Salvador ofrece diariamente un plato caliente a quien lo necesita. Y esta labor se realiza no solo gracias a los voluntarios que cada día trabajan en las cocinas de este centro (son unos 40 que se turnan) sino de personas o entidades que aportan alimentos o dinero para que nada falte. Sin embargo, hace poco más de un mes saltó la alarma. Las legumbres escaseaban y algunos voluntarios lo advirtieron en diversos foros de Intenet. La respuesta no se hizo esperar, y superó cualquier expectativa. Desde ese momento, las ayudas comenzaron a llover de muchos sitios, algunas de fuera de la ciudad e, incluso, de España, un hecho extraordinario que se unió al tradicional repunte de donaciones en las fechas festivas. Sor Victoria, que ejerce de portavoz de la congregación, asegura que esta Navidad ha sido la que más alimentos han recibido desde hace mucho tiempo. "Jerez se ha volcado; ha demostrado que sigue queriendo mucho al Salvador", apunta. A día de hoy, las cinco despensas que utiliza la congregación están llenas de productos clasificados por tipos y fechas de caducidad. Sor Carmen lo corrobora: "Tenemos alimentos para muchos meses". Y la hermana Victoria añade: "Los corazones de los jerezanos han demostrado una vez más que son muy generosos y la divina providencia ha ayudado". 

Eso sí, se es cauta y apunta que, aunque ahora sea tiempo de bonanza en las provisiones, el año es muy largo. "Las personas comen todos los días así que necesitamos donaciones todo el año", explica. No obstante, hay un grupo de personas y entidades que, de forma habitual, nutren a esta cocina cuyo único fin es ayudar al prójimo. "No nombramos a nadie porque no queremos olvidarnos de ninguno ya que para nosotros es tan importante el que trae 200 kilos de garbanzos como el que da dos bolsas de comida porque no puede dar más", apostilla. 

Diariamente, un centenar de personas aproximadamente pasan por estas instalaciones. La hermana Victoria explica que, con la crisis, ha cambiado el perfil de los que acuden; a los 'sin techo' se les ha unido así aquellos que, por la falta de trabajo, no han tenido más remedio que recurrir a este comedor que desde hace más de un siglo regentan las Hijas de la Caridad. Pero El Salvador es más que un comedor. Durante la mañana, se reparten bolsas con el plato del día y un kilo de alimentos entre unas 150 familias. "Todo está controlado y coordinado con los servicios sociales; todos tienen su tarjeta y su ficha y se registra todo", apunta la portavoz de la congregación. 

La Navidad es un momento especial en El Salvador y en el menú diario no faltan algunos productos típicos de estas fiestas como polvorones o turrón. Incluso, en Nochebuena se organizó un año más una cena para unos 60 usuarios. Por suerte, a día de hoy las despensa de esta obra social está llena pero esta situación es coyuntural. "Ahora está hasta arriba pero hay que reservar para los meses donde no hay tantas donaciones". Cualquier ayuda siempre es poca para esta humilde y tan necesaria institución de la calle Ponce de León.

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